Mi padre ya no sabe hablar. Su Alzheimer se lo impide. Y mi padre quería que yo escribiera. Toda la vida me pidió que lo hiciese, ya sea para publicar algo privadamente, para contribuir a un periódico, o de cualquier otra manera. Él pensaba que yo sabía escribir. Yo pensaba que era él quien sabía (y lo sigo pensando). Pero ahora pienso que da igual quien sepa escribir, que lo importante es tener algo que contar. Y últimamente pienso que sí tengo algo que contarme a mí y que contarle a él. Y como él ya no puede hablar, ni leer, ni escribir, ahora escribo yo. Por los dos. Como si él pudiera leerme y hasta que yo pueda escribirle. Porque tarde o temprano seré yo quien ocupe su lugar. Así que aquí empieza este blog, para él, para mí y para cualquiera que quiera escucharnos. Mi padre ya no sabe hablar. Pero yo aún tengo una voz